No dudaría que la mayoría hemos estado allí: nuestro primer día en la nueva empresa o en cualquier otro lugar, sintiéndonos como un pez fuera del agua bajo la mirada curiosa de los nuevos compañeros. Muchos lo conocen como el síndrome del impostor. Sin embargo, en este caso no se trata de eso, sino más bien de la sensación de no aportar lo suficiente en una nueva etapa profesional. Pero no estás solo en esto.
Tu ritmo es único, y eso está bien.
Cada uno de nosotros tiene y lleva un ritmo único de adaptación. En algunos casos, pueden sentirse como en casa en un par de días, mientras que en otros puede tomar semanas o meses. Tómatelo con calma, esto está perfectamente bien. Creo que lo primero es que no te juzgues por lo rápido o lento que te sientas adaptado. Es mejor si abrazas tu proceso y reconoces que cada día es un paso hacia sentirte más cómodo y seguro.
El ladrón de la alegría
Lo más fácil que hacemos es mirar a nuestro alrededor y sentir que todos están más adelante que tú, que todos están más cómodos y que todos están aportando más que tú. Pero recuerda, solo estás comparando tu comienzo con el capítulo de alguien más. Debes considerar que cada persona que ves ha pasado y ha tenido sus propios desafíos y momentos de dudas. Lo mejor que puedes hacer es no compararte; te recomiendo inspirarte en las historias y trayectorias de cada uno.
Estrategias para abrazar tu valor
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Reconoce tus logros: Es fácil olvidar lo que has logrado, pero es importante que recuerdes que has llegado hasta donde estás por tus propios méritos. No te olvides de tus logros y de lo que has aprendido en el camino.
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No te compares: Como mencioné antes, no te compares con los demás. Cada uno tiene su propio ritmo y su propia historia. En vez de compararte, inspírate en las historias de los demás.
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Acepta que no sabes todo: Es normal sentir que no sabes todo, y es cierto que no puedes saberlo todo. Acepta que estás en un proceso de aprendizaje y disfruta de ese camino.
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Aprende a pedir ayuda: No tengas miedo de solicitar apoyo; es normal necesitar ayuda en ciertos momentos. Aprende a pedirla y a aceptarla cuando te la ofrezcan.
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Aprende a decir no: Es crucial que sepas establecer límites. No puedes hacerlo todo ni saberlo todo. Aprende a decir no y a priorizar tus tareas y responsabilidades.
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Mentoría: Busca aquel mentor en tu entorno que pueda ofrecerte consejos y perspectiva. Es excelente tener a alguien que te guíe en tu proceso y te brinde una visión externa para ayudarte a ver las cosas con mayor claridad.
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Aprende a celebrar: Valora y celebra tus logros, por pequeños que sean. Disfruta de cada paso que das en tu proceso de crecimiento.
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Pide retroalimentación: Pide retroalimentación acerca de tu labor y rendimiento. Esta valiosa información te permitirá detectar oportunidades de crecimiento y consolidar tus puntos fuertes.
Un mensaje para ti
Si estás leyendo esto y sientes que no aportas lo suficiente, quiero que sepas que tu valor no se mide por cuánto sabes el primer día, sino por tu disposición para aprender, crecer y aportar. Eres valioso, perteneces aquí y, con el tiempo, esa voz interna que duda se silenciará ante la evidencia de tus logros y contribuciones.